Este templo, de estilo mudéjar fue construido en el siglo XII, y se cree que es el templo de ladrillo más antiguo de Toro.

La iglesia consta de una sola nave y está asentada sobre piedra. En la cabecera, se observa un ábside semicircular y un presbiterio de dos tramos. La nave y la cabecera están decoradas con arcos ciegos sencillos y doblados, y recuadros. Los frisos de esquinillas, rompen la verticalidad de las arquerías.

El ábside, contempla dos niveles de arquerías desalineados y un zócalo de piedra perteneciente al siglo XVII, que sustituyó al ladrillo, llegando a cortar las arquerías. En su interior, los arcos son doblados, conteniendo el piso más alto arcos de medio punto sencillos, pero en los muros exteriores se invierte este diseño.

Desde el exterior se pueden contemplar tres puertas, siendo la meridional, la más monumental. Situada dentro de un recuadro, contiene un arco apuntado y cinco arquivoltas abocinadas, friso de sardineles, y otros de esquinillas y nacelas e impostas también de perfil de nacela. Las puertas norte y oeste son más sencillas, con dos arquivoltas y la norte, está totalmente cegada.

Los muros laterales interiores cuentan con un nivel de arquerías, modelo que seguirán oros templos de la zona.

La cubierta de la nave, aunque reformada en el siglo XVII, conserva tirantes con canes y arrocabe pintado en el siglo XV.

"El Real" que forma parte del nombre de esta iglesia, parece que se debe al majestuoso sepulcro gótico de los descendientes bastardos de Pedro I el Cruel, los Castilla-Fonseca.

En su interior, se encuentra también un retablo del siglo XV, obra de Fernando Gallegos, un coro morisco del siglo XVI policromado, una talla de la virgen de Guadalupe, conocida como la Virgen de las orejas y restos de pinturas en el ábside.

Fue declarado monumento nacional en 1929.